Hola, te doy la bienvenida a Rodobo, una newsletter en la que profundizo sobre cultura organizacional, procesos, trabajo en equipo, liderazgo y disciplinas como diseño, producto, analítica digital y CRO.
Está siendo un año en el que he visto a muchos amigos sentirse totalmente estancados, confundidos o perdidos. No creo que hablemos de ello lo suficiente así que en esta edición me he propuesto escribir para diferenciar entre problemas o inquietudes que se pueden resolver dentro de tu empresa actual y cuáles no.
Por otro lado, aprovecho la ocasión para contar por aquí que hace un par de semanas decidí salir de Minimum. No por nada en concreto, de hecho, sé que en algún momento nuestros caminos de volverán a cruzar, así también lo quiero. Simplemente necesitaba un cambio de rutinas, tareas, y ver de qué soy capaz.
Dicho esto, lo que escribo aquí no son ejemplos concretos de nada, no tienen que ver con la realidad, a menos que lo especifique.
Es hora de hacer preguntas
Usaré el concepto de los picos y valles de las gráficas cuando estás analizando datos para explicarme, entendiendo que los picos suponen un reto y los valles suponen relajación, aburrimiento, etc.
Todos los trabajos tienen momentos bajos, días en los que todo es difícil, semanas en las que estás aburrido, pero en un trabajo que generalmente eres feliz, esos momentos deberían ser pocos y distantes entre sí. Es decir, hay muchos picos, pocos valles, y cuando hay valles, no duran mucho.
El problema aquí es cuando los valles, los periodos en los que hay, porque inevitablemente habrá, se acercan cada vez más. Es decir, si tus valles superan en número a los picos, o los valles son particularmente largos, algo no está del todo bien. Y si empiezas a notar que no estás tan feliz como de costumbre, que tus períodos de valles son más largos que los picos, es hora de empezar a hacerse preguntas.
La mayor parte de esas preguntas tienen que ver, generalmente, con los miedos que sentimos las personas cuando pensamos que no estamos avanzando.
Escuchar tu instinto es el primer paso
Generalmente soy una persona que se mueve por instintos. Eso me lleva a hablar con muchas personas cuando quiero dar un paso en mi carrera. Normalmente siento que lo hago por impulso más que por un razonamiento lógico y necesito opiniones externas que me hagan hacer preguntas sobre por qué pienso que necesito ese cambio. Y aunque siempre es importante escuchar opiniones, más importante es tener tiempo para pensar en ello.
Sean las preguntas que sean. Cuales quiera que hagas son el primer paso para pensar y escuchar a tu instinto, porque hay muchas veces en las que la respuesta la tienes dentro de ti y que solamente tienes que escucharla.
Así lo hice cuando por ejemplo decidí moverme a Minimum. Estaba feliz con los retos que tenía por aquel entonces, aprendía cada día, el equipo era increíble y tenía la libertad para organizar mi tiempo. Qué más podía pedir, ¿verdad? Ni siquiera supe explicar con palabras por qué tomaba la decisión, como me ha pasado recientemente en la salida. Sólo pensaba en que lo mucho que me atraía el hecho de ir a Minimum y aprender sobre cómo trabajaban. La respuesta estaba en ese instinto. No necesitaba más.
Este quizás sea uno de los métodos que más riesgo conllevan, pero estoy seguro de que a todos nos pasa. Hay una sensación en tu interior que te dice que es el paso que necesitas, y que podrá salir mal, como también salir bien, pero que merecerá la pena por el aprendizaje.
¿Y si pudieras cambiarlo todo?
Una de las preguntas que más me hago, y que hago, cuando quiero conocer la causa real de los problemas es imaginar que por un momento tienes al Genio de los Deseos de Aladdín y que puedo pedirle lo que necesite, independientemente de lo complejos que sean resolver esos problemas.
El objetivo no es que sea realista sino averiguar de dónde proviene tu infelicidad/necesidad, por lo que supongamos que todos los problemas se pueden resolver. Y me vale tanto para situaciones de cambio profesional como para una investigación con usuarios en la que estás buscando “el problema”.
Imaginemos, por ejemplo, volviendo al terreno profesional, que crees que el problema es que tu curva de aprendizaje se ha ralentizado, que estás aburrido, no sientes que tengas retos y todo eso te está haciendo sentir cansado mentalmente. Todo parece repetitivo y los problemas que se hablan son siempre los mismos. Así que le pides al Genio que resuelva ese problema.
Lo más fácil es darte un nuevo trabajo dentro de la empresa. En ocasiones funciona. En mi experiencia, cuando empecé a adquirir nuevos roles de producto en Diario AS, empecé a sentir que tenía más retos y responsabilidades por delante.
Ahora imagina que puede pasar, que es posible que realices un cambio de posición, ¿te emociona ese cambio? Si es que sí, estamos en el camino correcto. Piensa en cuales son las propiedades de ese cambio que tanto te llaman la atención, qué es eso de tu día a día que tanto te apetece hacer.
Si no te emociona, todo lo contrario, pregúntate por qué, por cuál es la causa. A veces esta solución de poder cambiarlo todo nos descubre que el problema no es el que pensabas inicialmente que sería, por que a veces hay un problema secundario escondido bajo del primer gran problema.
Por ejemplo, puedes darte cuenta de que pensabas que era tu curva de aprendizaje que se estaba ralentizando, pero resulta que no te sientes alineado a cómo se está trabajando en este momento. Eso si, siempre que descubras un segundo problema, haz el mismo ejercicio hasta dar con el problema real. Es como “la estrategia de los cinco porqués”.
En el fondo se trata de llegar a un conjunto de enunciados que te permitan tener una conversación con quien necesites. A veces incluso sirve para generar una plantilla a modo guión para tener esa conversación. Y también, es posible que esto te diga lo que estás buscando y lo que te hace feliz.
La realidad frente a la probabilidad
Cambiarlo todo no siempre es la realidad así que un ejercicio que ayuda siempre, en cualquier decisión es establecer criterios de probabilidad en cada una de las acciones.
Por ejemplo, supongamos que trabajas de forma presencial en una oficina que está en una ciudad diferente a la de tu familia y que para ser feliz, lo que realmente necesitas es mudarte más cerca de ellos. Así que te preguntas, ¿qué probabilidad hay de que pueda? Normalmente tienes la respuesta bastante rápido, pero trata de acotarla a unos criterios, cuantos menos, mejor. Pueden ser:
Probablemente tiene solución
Es poco probable que tenga solución
No sé si tiene solución
Estos criterios ayudan a determinar si vale la pena tener una conversación para ver si tus necesidades y los planes de la empresa coinciden.
Lo que he aprendido en este sentido es que cualquier situación que se encuentre en “probable” o “no sé si tiene solución” son aquellas para que las que merece la pena tener una conversación. Y sobre todo, cuando tengas dudas, pide lo que necesitas para ser feliz. En la mayoría de ocasiones, casi nunca hay daño en pedir lo que necesitas. Lo peor que puede pasar es que te digan que no. Y entonces tendrás más información que te ayudará a tomar una decisión.
Como siempre, un par de conclusiones
Esto es en ocasiones lo que me funciona pero el proceso en cuanto a tomar una decisión no es el mismo para todas las personas. Dependerá de tus necesidades, aquellas que solamente tú sabes. Lo que hay de cierto en todas las personas es que solamente nosotros mismos decidimos las decisiones difíciles.
La vida, sin distinguir lo profesional de lo personal, está llena de decisiones difíciles, unas más que otras. Y con difíciles me refiero a aquellas decisiones en las que no hay una respuesta correcta y en las que el impacto es mayor.
En general, no importa lo que hagas, cada decisión hará que sientas que estás decepcionando a personas que te importan o cerrando puertas que te da miedo cerrar. A veces las decisiones son claras y a veces no lo son, pero he descubierto, una y otra vez, que si aprendes a confiar en ti mismo y encuentras una forma de escuchar esa parte básica e instintiva de ti mismo, siempre encontrarás la respuesta.
Nada más, por ahora, nos leemos en 15 días.
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Gracias.
Nuevo episodio en el podcast
Con Janira Planes, brand strategist en Hamlet, anteriormente CCO en Wuolah.
Janira ayuda a cerrar la brecha entre la Generación Z y las marcas con estrategias de contenidos segmentadas. Además de ello, escribe una newsletter sobre tecnología, memes y cultura de internet, y colabora regularmente con medios como El País, RAC1 y Radio Primavera Sound.
Y entre otros temas, hablamos de:
Dónde empieza y dónde acaba una estrategia de marca
De qué forma pueden las marcas acercarse a un público joven usando su lenguaje, tendencias, dinámicas etc.
El uso del humor en la comunicación de marca
Hacer contenidos con propósito
La importancia que tiene el formato y la plataforma en la creación de contenido
Qué debe tener un contenido para que nos llame la atención
Cómo influyen las tendencias, y si debemos aprovecharlas
El concepto de “ser relevante”
Te dejo el episodio aquí abajo.
Lo que he leído estas semanas
Una frase
The ability to observe without evaluating is the highest form of intelligence. Jiddu Krishnamurti
¡Bravo!