Aprender a recibir feedback
Sea cual sea la situación, tener feedback sincero, desde el respeto, es un regalo para quien lo recibe.
Hola, te doy la bienvenida a Rodobo, una newsletter en la que profundizo sobre cultura organizacional, procesos, trabajo en equipo, liderazgo y disciplinas como diseño, producto, analítica digital y CRO.
La mayoría de las personas coinciden en que tener feedback es lo que hace que ganes confianza con las personas con las que trabajas. Estamos de acuerdo en eso pero, entonces, me pregunto ¿por qué nos ponemos a la defensiva cuando lo recibimos?
Lo que quiero explicar en esta ocasión es cómo estoy pasando de una postura a la defensiva, al entendimiento, aceptación, puesta en práctica y qué beneficios está teniendo.
No aprender a darlo sino a recibirlo
Pasamos la mayor parte del tiempo trabajando, compartiendo espacios físicos y virtuales con otras personas para que lo único que digamos al recibir feedback sea un simple “gracias, lo tendré en cuenta” antes de justificar, en el mejor de los casos, lo que hemos hecho en vez de crear un espacio en el que debatir, entendernos y llegar a una conclusión conjunta. Y esta forma de actuar, a la defensiva, pasa porque a todos nos gusta comentar el trabajo de los demás, hasta que comentan el nuestro.
Por eso hay mucho escrito sobre cómo dar feedback. Aprendemos formas de hacerlo como la técnica del sandwich de Radical Candor, la importancia de tener empatía y la necesidad de que tus comentarios provoquen un debate constructivo que haga reflexionar a la otra persona sobre sus comportamientos.
Aprender a darlo está bien porque así podemos ser específicos sobre el qué, el cómo y el dónde, pero hemos dedicado mucho menos a entender y saber cómo poner en práctica el feedback que la otra persona nos está dando. Y sobre todo, a las razones que le llevan a ello.
Recibir ese feedback, analizar los motivos, ponerme en el lugar de la otra persona para entender lo que está diciendo y los motivos que le han llevado a ello es uno de los mejores aprendizajes que he tenido en los últimos años gracias a Danny Saltaren y Sandra Ramiro. Juntos, especialmente con Sandra, hemos hecho en Minimum más de 150 proyectos en los que cada cliente tiene unos objetivos, intereses distintos, e incluso formas de comunicarse totalmente diferentes.
Y sin pedir feedback, tanto al equipo como a los clientes, sin saber aceptarlo y tomarme el tiempo para ponerlo en práctica en el siguiente proyecto, jamás hubiésemos podido llegar a ese número de proyectos. De hecho, ahora desde la distancia siento que saber recibirlo hizo que en muchos casos pudiésemos crear relaciones de confianza.
Y esto pasa porque si tu única postura es estar a la defensiva, jamás podrás hacer que la otra persona confíe en ti, en tu criterio, en tu forma de trabajar y decidir. Porque aceptarlo no es solamente escuchar, sino que también es controlar tus emociones y no actuar a la ligera, por impulsos, sino de generar un espacio en el que reducir la ansiedad que da tener conversaciones difíciles y transformarlas en conversaciones cotidianas.
No debemos tener miedo ante estas situaciones
Fue hace año y medio aproximadamente cuando recibí el mejor feedback que me han dado nunca. Sincero, práctico, con ejemplos, y con las herramientas necesarias para que pudiese cambiar una situación.
En ese momento no supe qué decir, así que al terminar la reunión busqué cómo procesarlo. Como es obvio, quería revertir la situación, y agradecí el no haber actuado a la defensiva. Fue entonces cuando encontré un estudio publicado en HBR, que citaba que dos de cada tres personas encuestadas tienen miedo de dar feedback por desconocer cómo va a reaccionar la persona que lo reciba.
Pensando en ello, ya no es solamente que el 66% de las personas tengan miedo de comentar una acción determinada de un proyecto concreto sino que imaginemos cómo se puede llegar a sentir un equipo si no hay una relación de confianza en la que poder aprender de los errores. Y si no, piensa la última vez en la que le diste una opinión sincera a una persona. ¿Se lo tomó bien? ¿Cómo fue la relación a partir de ese momento?
En ese momento me lo tomé desde la perspectiva de que no quería estar en una situación en la que no hubiese recibido ese feedback, porque pensando en el trabajo, de no haberlo hecho, seguramente habríamos perdido los dos, así que agradecí esos comentarios y busqué la forma de mejorar lo que estaba haciendo.
Por eso, las personas que han trabajado conmigo, saben que pongo mucho empeño en documentar y hacer retrospectivas. Especialmente después de aquel momento, porque sé que son dos espacios en los que dar y recibir feedback es importante.
Curiosidad > Actitud defensiva
Descubrir, desde la curiosidad, los motivos por los que una persona te da feedback es importante para entender, analizar y dar con la forma de ponerlo en práctica.
Estar en disposición de la curiosidad no es dar las gracias y seguir trabajando sino que es interesarte. Es estar más cerca de que la conversación se parezca más a “esto que comentas es muy útil por (las razones que quieras), muchas gracias por decirlo. Por asegurarme de que lo entiendo, ¿puedes compartir más sobre (algún comentario en específico que te hayan hecho)?”.
Y está más cerca de esto último porque una vez que has escuchado un punto de vista y repites lo que te han dicho, refuerzas el mensaje, además de ayudar a que la otra persona sea más específica.
Cuando alguien dice que podrías hacerlo (la tarea que sea) mejor, no significa que lo hagas mal todo el tiempo, todos los días, sino que la curiosidad ayuda a saber específicamente cuándo aplica ese feedback, para poder corregirlo de forma específica.
Un espacio seguro
Si la gente sonríe en una llamada, ¿a qué es más fácil sonreír también para ti y rebajar la tensión? Si quieres que las demás personas sientan que quieres escuchar lo que te están diciendo, actúa como tal.
Hace años, cuando me daban feedback, solía mirar para otro lado, jugaba con cualquier cosa que tuviera a mi alcance en ese momento, un bolígrafo, las llaves, pero aprendí (y sigo aprendiendo) a controlar ese impulso y mirar a la otra persona, dedicar tiempo en que sienta que de verdad me importa, porque lo hace, aunque en ocasiones pueda parecer distraído. Pero, una vez más, se trata de generar interés.
No nos vamos a centrar en cómo la otra persona podría haber dicho esto o aquello sino que nos vamos a centrar únicamente en nosotros mismos y en lo que podemos hacer para animar a los demás a que nos digan lo que se puede mejorar de un proyecto.
Y precisamente una forma de ayudar a los demás es atendiendo. Lenguaje corporal, expresión pero sobre todo, autocontrol. Es muy complejo, lo sé, y escribirlo es más fácil que hacerlo porque se nos olvida pero se trata de una cuestión de largo plazo.
Escuchar > Debatir
El hecho de escuchar no significa que tengas que cambiar automáticamente cada vez que alguien comparta algún comentario contigo sino que independientemente del contenido, sigue siendo válido porque la forma en la que las personas te perciben es tan importante como tu intención original.
Si algo de lo que estás haciendo no se recibe bien, tienes la oportunidad de ajustarlo para evitar malentendidos. Escuchar y analizar es solo el primer paso de un proceso muy largo. Cuando estés en ese momento, foco en escuchar para conseguir todo el contexto que puedas. Y luego, cualquier interacción es buena, una llamada, un mensaje en asíncrono, cualquier avance para que la persona que te ha dado los comentarios sepa que no han caído en el olvido.
Como siempre, pues un par de conclusiones
Sea cual sea la situación, tener feedback sincero, desde el respeto, es un regalo para quien lo recibe. Eres el 50 % de una conversación, por lo que si no va como esperabas, piensa en lo que podrías hacer de forma diferente.
Si te comprometes a mejorar, crearás relaciones más sólidas con las personas más cercanas a ti y conseguirás información importante que puede ayudarte a crecer en todos los sentidos.
Nuevo episodio en el podcast
Con Jorge Bosch Alés.
Jorge trabaja desde el año 2011 como Consultor de Negocio especializado en experiencia de cliente, producto y transformación digital. Además crea contenido enfocado a freelance en Cosas de Freelance, donde además asesora a personas a dar el paso y escalar sus negocios.
Entre otros temas, partiendo del concepto freelance, hablamos de:
Relaciones de confianza y transparencia
Síndrome del impostor
Cómo empezar a tener clientes y canales de adquisición
La importancia de la formación continúa como freelance
Cómo manejar expectativas y afrontar errores
Subir tarifas y empezar a cobrar más por tus servicios
Feedback como herramienta para mejorar
El equilibrio entre salud, trabajo y ocio cuando eres freelance
Te dejo el episodio aquí abajo y en este enlace.
Lo que he leído estas semanas
Una frase
Vulnerability is not weakness; it’s our greatest measure of courage. Brené Brown
Gracias por dejarme pasarme por tu casa Juan 😄