No existen decisiones perfectas
Cómo condicionar nuestras acciones por miedo al error es una trampa.
Bienvenido, bienvenida a Rodobo, un boletín quincenal que explora cómo mejorar la forma en la que trabajamos, decidimos y colaboramos. Soy Juan Rodríguez Talavera y trabajo en la intersección entre analítica digital, CRO, estrategia de producto y experiencia de usuario.
En esta ocasión quiero reflexionar sobre por qué no existen decisiones “perfectas” y cómo esa presión constante limita nuestra capacidad de reaccionar, innovar en los procesos y, en definitiva, condiciona nuestras acciones.
Sobre miedos y frenos
Uno de los mayores bloqueos a la hora de actuar es el miedo a equivocarnos. Nos frenamos porque queremos elegir la mejor opción posible, la decisión sin fallos, la ruta sin arrepentimientos. Y en esa búsqueda de la perfección, lo único que conseguimos es quedarnos bloqueados.
El miedo al error no solo afecta nuestras decisiones personales, sino también las decisiones en entornos profesionales, especialmente en áreas donde la incertidumbre es alta. Nos detenemos esperando una certeza absoluta antes de lanzar una funcionalidad, probar una hipótesis o validar un cambio en la experiencia de usuario. Queremos estar 100% seguros de que funcionará antes de dar el primer paso. Pero esa seguridad rara vez llega. Y no llega porque no es un tema de datos sino de mentalidad.
Es decir, el problema no es la decisión en sí, sino la forma en que la vemos. Deja que me explique. Seguro que has estado en entornos en los que pasamos semanas o meses evaluando cuál es la mejor solución, refinando especificaciones, debatiendo posibles riesgos, recopilando más datos, y en muchos casos, retrasando lanzamientos por la necesidad de sentir que estamos tomando la decisión perfecta. Y en un entorno cambiante lo más valioso es aprender rápido, y ese aprendizaje no surge de la reflexión infinita, sino de la acción.
Hay compañías que no nacieron con productos perfectos, sino con versiones mínimas que les permitieron validar hipótesis antes de invertir grandes cantidades de tiempo y recursos. Si hubieran esperado a lanzar “el producto ideal”, probablemente nunca habrían despegado.
Uno de los ejemplos que más se conocen es el de Spotify. Empezó en Suecia con un producto mínimo, muy limitado y solo accesible con invitación. Lo importante no era la biblioteca infinita de canciones, sino demostrar que la música podía sonar en streaming sin cortes. También el de Instagram, cuando era Burbn, arrancó con demasiadas funciones, pero la mínima que funcionaba, la de fotos con filtros, fue la que validó la hipótesis y la primera que todos recordamos de la plataforma.
Porque en cualquier proceso de innovación, el aprendizaje viene de la acción. Y cuanto más tiempo pasemos buscando la solución sin fallos, más oportunidades dejamos escapar.
No hay decisiones perfectas, solo contextos cambiantes
Es normal pensar que hay una mejor solución, pero eso supone que hay una forma de predecir con certeza qué decisión nos llevará al mejor resultado. Y eso es imposible. La realidad cambia constantemente, los factores que hoy parecen favorables mañana pueden no serlo, y lo que hoy nos parece correcto puede que en el futuro nos haga cambiar de opinión.
Las variables en cada una de las decisiones que tomamos son incontrolables. Siempre podríamos haber elegido algo distinto, pero eso no significa que la decisión que hemos elegido sea incorrecta sino que significa que el contexto cambió o que aprendimos algo nuevo con el tiempo. Y lo que importa no es si la decisión fue "perfecta", sino si actuamos con la mejor intención y con la información que teníamos en el momento.
Siempre repito que en cualquier proceso hay que avanzar. Avanzar no es ignorar los riesgos, sino seguir adelante con la información que tenemos, valorando riesgos y escenarios posibles que puedan surgir para anticiparte. Avanzar, en cualquier proceso, es una forma de anticipar y prever el riesgo, porque sin avanzar, corremos todavía más riesgo.
Piensas demasiado en el error
El miedo al error es una forma de autocondicionarnos. Se lo escuchaba a Álvaro Benito, ex-futbolista, miembro de la banda Pignoise, en un podcast. Nos decimos a nosotros mismos que en cualquier situación hay una elección que es la correcta, la que deberíamos de tomar, y una incorrecta, y que si elegimos la incorrecta, será un fracaso.
Y que incluso analizándolo posteriormente, si no ha salido cómo esperábamos, pensaremos que es la incorrecta, cuando en realidad el problema no está en la decisión en sí, sino en cómo la interpretamos.
Nos obsesionamos con evaluar todos los riesgos y evitar el fallo pero lo que realmente hacemos con eso es retrasar la acción, no avanzar, frenarnos. Y a veces, puede que incluso no hagamos nada, porque el “miedo al fallo” tiene en ocasiones más peso del que pensamos en nuestras acciones.
Y en este sentido, las mejores decisiones no son las que evitan errores, sino las que te hacen moverte. Cada acción genera información nueva y cuantas más vueltas le demos, más retrasamos recibir nueva información con la que trabajar y minimizar el riesgo. No hay definición perfecta como tampoco un diseño que encaje a la primera sino que hay definiciones de producto que generan preguntas, que cuestionan estrategias y que generan certezas. Y aunque se falle, por las expectativas generadas, cada fallo es una oportunidad de ajustar.
Cada vez huyo más del perfeccionismo, porque hace un tiempo lo consideraba una virtud, pero ahora, muchas son las veces en las que lo considero un freno. Esperar el diseño perfecto para probar un experimento, la hipótesis que más se sustente en datos, buscamos tanto evitar equivocarnos que terminamos dejando escapar oportunidades por el camino.
Pensamos demasiado y hacemos poco. Pero la verdad es que el aprendizaje viene de la acción, no de la parálisis.
Enfócate en la acción, no en la decisión
Hace unos años que me estoy concienciando cada vez más en dejar de buscar decisiones perfectas y enfocarme en la acción. Y siento que todo cambia cuando empiezas a pensar en ello.
En vez de preguntarme “¿cuál es la mejor opción?”, lo que hago es pensar la respuesta a “¿cuál es el siguiente paso? ¿qué es lo que desbloquea lo demás?”. Y en vez de preocuparme por si sale mal, como decía hace un par de artículos, tolerar la frustración, pensar en adaptarme, tanto para bien como para mal.
Y en vez de ver los errores como fracasos, incluso pensar en qué es un fracaso, los veré como experimentos que me ayudarán a sentirme mejor como explicaba en esta publicación de LinkedIn.
De todo ello, del fallo, el error, el fracaso, siento que cuando nos enfocamos en la acción, nos liberamos de la presión de tomar la "decisión correcta". En lugar de analizar sin fin las posibles opciones, toma una, prueba y ajusta sobre la marcha.
Cada acción es una nueva información. Cada paso nos acerca a entender mejor el camino, la situación, el contexto en el que estamos. No necesitamos estar 100% seguros para dar un paso. Solo necesitamos la disposición de aprender.
Como siempre, una o un par de conclusiones
Deja de buscar la decisión perfecta. No existe. Existen decisiones que te permiten avanzar y otras que te dejan en el mismo lugar. La peor decisión es no decidir nada.
Si te enfocas en evitar el error, te quedarás parado. Si te enfocas en la acción, te darás cuenta de que cada decisión, incluso las "equivocadas", te llevan a aprender, mejorar y crecer.
Muévete. Ajusta en el camino. Experimenta. Aprende. Y sobre todo, recuerda que el “fracaso” no es cometer errores, sino quedarte parado esperando la elección perfecta que nunca llegará.
El podcast
Con Javi Platón, de BeProduct. Una charla sobre probar, investigar, moverse entre diferentes disciplinas y, en general, sobre lo que significa no tener miedo a equivocarte.
Cómo moverse entre varias disciplinas sin sentir que eres “de todo y de nada”
Síndrome del impostor y cómo reconocer lo que realmente aportas
Validar antes de construir y por qué cuesta aceptar este enfoque
Cómo validar el producto que quieres construir
La obsesión por la escalabilidad antes de tiempo
De qué forma podemos vender una idea sin tener todavía el producto
Cómo definir el valor de algo que todavía no existe
Lo que aprendemos de los productos que fracasan y qué nos enseñan los errores de validación
Cómo evitar sesgos en la validación
Salir a vender sin nada y la trampa de enamorarse de una idea
Muchas gracias por tu tiempo, Javi. Una conversación muy natural e inspiradora que puedes escuchar en este enlace y aquí abajo.
Por otro lado, ya tengo más conversaciones grabadas, la próxima será con Cristina Bucero, Directora del área de Visión y Cultura de Soulsight. Las publicaré cada 15 días, prefiero que cada episodio tenga el tiempo y el cuidado que merece, así que irán saliendo poco a poco. Mientras tanto, me encantaría escuchar ideas, temas que te gustaría que trate o personas a las que crees que debería invitar.
Para acompañar
Una frase
“It’s not about winning or losing. It’s about having the courage to show up when you can’t control the outcome”. Brené Brown.
Un lujo poder aparecer en tu podcast.
Muchas gracias por el cariño que le pusiste a la entrevista