No crees valor, demuéstralo
El cambio que ocurre cuando dejas de buscar validación constante y empiezas a centrarte en generar valor.
Bienvenido, bienvenida a Rodobo, un boletín quincenal que explora cómo mejorar la forma en la que trabajamos, decidimos y colaboramos. Soy Juan Rodríguez Talavera y trabajo en la intersección entre analítica digital, CRO, estrategia de producto y experiencia de usuario.
Cuando me preguntan por aprendizajes al entrar en una nueva compañía cuento que hubo una vez en la que me pasó algo curioso. Estaba dentro de un equipo al que admiraba y sentía una necesidad constante de justificar mi presencia. Quería demostrar que estaba allí por algo, que aportaba valor aunque nadie me lo pidiera. Y lo curioso de esa presión es que no venía de fuera sino que era interna. Como si guardar silencio en un par de reuniones significara que no estaba haciendo lo suficiente. Como si cada presentación o cada documento tuviera que impresionar.
Con el tiempo, y después de equivocarme varias veces, entendí algo que ahora intento recordar siempre que aparece esa urgencia, cuando necesito demostrar mi valor de forma constante, en realidad no estoy creando ninguno.
Crear valor no es demostrar valor
El titulo de este apartado ha sido para mi una idea sencilla que cambia la forma en la que trabajas y lideras, porque hay una diferencia enorme entre trabajar para aportar y trabajar para justificar.
Puede parecer lo mismo si lo pensamos desde el prisma de crear valor, pero no lo es. Lo he visto muchas veces, en mí y en otros. Cuando redactamos un documento pensando más en lo que van a pensar de nosotros que en lo que realmente necesita el equipo. Cuando preparamos una presentación con el objetivo de “quedar bien” más que de tomar una decisión útil. Cuando construimos una propuesta que parece sólida solo porque suena compleja, aunque no resuelva nada.
Lo curioso es que, cuanto más queremos que se note lo que valemos, menos valor real estamos generando. Porque el foco ya no está en resolver un problema, sino en demostrar lo listos que somos. Y ahí el trabajo deja de ser útil y empieza a ser decorativo.
Trabajar para justificar es un error en el que caemos de forma sutil. No se nota al principio. De hecho, desde fuera puede parecer productividad, muchos documentos, muchas reuniones, muchas presentaciones. Pero si rascas un poco, ves que falta algo, la forma en la que impacta. En cambio, cuando trabajamos para aportar, el efecto se nota enseguida. Las conversaciones avanzan, las decisiones se toman con claridad, los equipos confían más y el tiempo se aprovecha mejor.
Y esto no va solo de cómo trabajamos, también de cómo lideramos. Una persona que siente la necesidad de justificarse constantemente suele acabar tomando decisiones poco útiles. Tiende a querer dejar huella en todo, aunque no sea necesario. En cambio, una persona que se centra en aportar sabe cuándo hablar y cuándo callar, cuándo intervenir y cuándo dejar espacio. Y ese tipo de liderazgo, aunque menos ruidoso, es mucho más transformador.
Con los años he aprendido que la confianza no se construye mostrando lo que vales en cada momento, sino dejando que tu trabajo hable por ti. A veces aportar valor significa hacer menos ruido, simplificar, dar contexto y dejar que otros brillen. Y, paradójicamente, cuanto menos buscas justificarte, más confianza generas en quienes trabajan contigo.
El miedo a no ser visto
Hay una inseguridad de fondo que casi nunca se dice. La sensación de que si no se ve lo que haces entonces no vale. Como si tu trabajo solo contara cuando es visible, ruidoso o brillante. Y de ahí nace un miedo silencioso que te hace pensar que si no aportas una gran idea cada semana alguien va a empezar a dudar de tu rol.
Cuando ese miedo manda entras en un bucle peligroso. Empiezas a producir cosas más para justificarte, e incluso lucirte, que para avanzar. Documentos extensos que nadie ha pedido. Roadmaps que terminan olvidados en una carpeta. Estrategias tan sofisticadas que parecen buenas pero en realidad complican problemas que eran mucho más simples. Desde fuera puede parecer esfuerzo o compromiso pero lo que hay detrás es inseguridad disfrazada de trabajo.
Yo también he estado en ese punto. He pasado horas y horas trabajando en algo sin pedir feedback convencido de que la clave estaba en sorprender con un resultado impecable. Esperaba que al enseñarlo les gustase a todos. Muchas veces lo que recibí fue otra cosa. Un esto no era lo que necesitábamos e incluso peor, un por qué no nos lo enseñaste antes. Ese golpe duele porque descubres que no solo no avanzaste sino que hiciste perder tiempo al equipo.
Con el tiempo entendí que la inseguridad no se resuelve con más trabajo sino con más conversación. Compartir un borrador a medias, mostrar el proceso que te ha llevado a ello, pedir feedback temprano aunque no sea perfecto y en definitiva lo que hace años definí como “trabajar con la puerta del garaje abierta”. Porque el valor no está en impresionar sino en construir juntos algo que de verdad sirva.
Compartir el trabajo antes de tiempo
Una de las cosas que más me ha ayudado a salir de esa dinámica es compartir el trabajo antes de tiempo. Mostrar borradores, pedir opinión cuando aún no lo tengo claro. Y sobre todo dejarme corregir.
No siempre es cómodo, pero casi siempre es útil. Porque me recuerda que el valor no está en que mi trabajo parezca perfecto. Está en que ayude al equipo a avanzar. En que sea una herramienta, no una prueba de que estoy trabajando.
Y sí, a veces significa aceptar que el enfoque estaba mal, que hay que cambiar de dirección, que eso en lo que invertiste diez horas solo necesitaba una. Pero también significa que estás escuchando, que estás dispuesto a aprender y que no necesitas tener razón para aportar valor.
Los equipos tampoco tienen que demostrar nada
Esto no solo aplica a personas. También a equipos. Cuando un equipo es nuevo o está bajo el foco, es fácil caer en la tentación de querer un “quick win” a toda costa. Algo que demuestre que valía la pena contar con ellos. Que empiece a generar “confianza”.
Pero muchas veces esa urgencia por tener razón les lleva a encerrarse. A defender ideas antes de entenderlas, a forzar experimentos para que salgan bien en vez de usarlos para aprender y a aislarse del resto de la organización porque sienten que tienen algo que probar.
Y ahí se pierde lo más valioso, que es la capacidad de mirar lo que pasa con honestidad, de colaborar, de ajustar la estrategia y de aprender de verdad de lo que hacemos. Porque un equipo nuevo no necesita demostrar que merece estar ahí. Ya lo ha demostrado siendo elegido. Lo que necesita es generar valor desde la curiosidad, no desde la ansiedad.
Como siempre, un par de conclusiones
La necesidad de demostrar valor es un reflejo natural. Pero también nos aleja de lo que realmente importa, entender el problema, aportar soluciones útiles, y aprender en el camino.
Cuando dejamos de buscar validación y empezamos a buscar impacto, todo cambia. El trabajo mejora, las relaciones se fortalecen, el ego se relaja. Porque no se trata de convencer a nadie de que vales. Se trata de hacer algo que tenga valor. Y ese cambio de enfoque, aunque parezca pequeño, lo cambia todo.
El podcast
Con Cristina Bucero, directora del área de Visión y Cultura en Soulsight.
Una conversación sobre cultura, liderazgo y el poder transformador de la conversación dentro de los equipos. Hablamos de:
Cómo liderar desde la calma en tiempos de incertidumbre
La relación entre visión, narrativa y cultura dentro de las organizaciones
La capacidad de desaprender como una habilidad esencial en entornos de cambio
Cómo dar dirección sin imponer, equilibrando autonomía y propósito
Cuándo parar a pensar y cuándo acelerar
La importancia de generar confianza en equipos diversos y con distintas voces
El papel que tienen las emociones en la construcción de culturas de trabajo más humanas
Muchas gracias por tu tiempo, Cristina. Una charla honesta y reflexiva sobre cómo trabajamos, cómo lideramos y cómo imaginamos el futuro de las organizaciones, que puedes escuchar en este enlace y aquí abajo.
Si tienes algún tema que te gustaría que trate, o alguien a quien crees que debería invitar, escríbeme sin problema.
Antes de las lecturas déjame presentarte la newsletter de los amigos de Senda.
Cada viernes en tu correo recibirás reflexiones sobre liderazgo, procesos y tecnología que te ayudarán a trabajar y vivir mejor. Con ejemplos basados en su experiencia de los que han aprendido. Puedes suscribirte haciendo clic en el botón que tienes abajo.
Unas lecturas para acompañar
Una frase
“We expect more from technology and less from each other. What once would have seemed like ‘good service’ is now an inconvenience”. Sherry Turkle.
¡Muy valioso Juan! Gracias por compartirlo. 🙏🙏