El papel y la importancia de los integradores
Alguien que pueda cerrar la brecha cultural y de comunicación entre los diferentes equipos, que pueda conectarlos.
Bienvenido, bienvenida a Rodobo, un boletín quincenal que explora la relación entre el diseño de producto, la experimentación, analítica y las empresas.
Hola, ¿cómo estás?
Aquí Juan Rodriguez Talavera, una edición más.
He de reconocer que esta edición, aunque la tenía escrita desde hace unas semanas, es la que más me ha costado dar forma. Se nota que estamos ante los meses de verano, el calor, y que personalmente es la peor época del año para pensar en cualquier cosa que no sean vacaciones y descansar.
Recordarte, como viene siendo habitual, el envío anterior “Los pilares del cambio: escuchar, preguntar, actuar”. Puedes leerlo en este enlace. Para la siguiente edición tengo pensado otro tema: “Planificar en la incertidumbre”.
Pero eso será en unas semanas. Vamos con el contenido de esta edición.
Conversaciones
En la edición anterior dije que tenía nuevo episodio del podcast y que lo publicaría en los siguientes días. No ha sido posible hasta el día de ayer por la noche.
Pero aquí está. La espera ha merecido la pena. Qué mejor tema para esta edición que diseño desde la empatía. Y quién mejor que Maite Antolín para conversar sobre qué significa realmente poner al usuario en el centro y cómo se diseña con empatía.
Entre otros temas hablamos de:
Por qué hay que poner al usuario en el centro cuando diseñamos y qué necesitamos para ello
El papel de la empatía y el proceso de empatizar con los usuarios
Claves para desarrollar la empatía en diseño
Sobre lo que hay después de la investigación desde la empatía
Técnicas de investigación en remoto
La empatía en nuestra vida cotidiana
Te dejo el episodio en este enlace, y aquí abajo.
El Efecto Silo
Hace unas semanas, justo cuando hice el envío de la edición anterior, tras una conversación de trabajo, me acordé del libro The Silo Effect. En él, la antropóloga Gillian Tett habla sobre la necesidad humana de estructura y la capacidad de dividir las cosas complicadas en un nivel en el que sean más fáciles de entender.
Esta necesidad se manifestó organizativamente durante el siglo XX. A medida que el tamaño y la escala de las organizaciones crecían, las personas al cargo de las empresas empezaron a estructurarlas en silos, generalmente basados en la experiencia profesional (por ejemplo, tecnología, ventas, marketing) y por categoría de producto. Por ejemplo, en mi etapa en Diario AS, había personas que se dedicaban exclusivamente a la gestión de un vertical del medio.
Dividir una gran organización en divisiones, departamentos y equipos individuales facilita la comprensión de los objetivos primarios de su departamento y cómo estos afectan al resto de la compañía, además de desarrollar un mayor conocimiento de tu área, permitiendo la especialización.
Si bien, estoy de acuerdo en que los silos hacen que los equipos puedan llegar a ser más productivos en sus propios dominios, también da como resultado un pensamiento aislado que refuerza el sesgo de confirmación, la tendencia a buscar y considerar de forma más intensa y selectiva aquella información que confirma lo que ya pensamos.
Esto trae consigo una situación en la que interpretamos más positivamente aquellos hechos que básicamente respaldan nuestras opiniones previas, por lo que se deja gradualmente de trabajar y colaborar en equipo en busca de nuestro propio beneficio. Un problema importante, especialmente si estamos creando una cultura o cambiando la dirección de la compañía.
Por eso, cuando hablamos en la actualidad de silos, nos referimos a ellos como espacios en los que un equipo aísla su comunicación del resto. Es decir, no es que los silos sean malos sino que es la falta de comunicación entre ellos lo que provoca falta de orden, compromiso y responsabilidad. En el equilibrio entre los beneficios de especialización de los silos y las desventajas de comunicación que causan está la clave.
Rompe demasiado los silos y te quedarás con una organización profundamente homogénea de generalistas, donde nadie sabe de qué es responsable. Deja que los silos se desarrollen y tendrás diferentes equipos remando en diferentes direcciones, enviando mensajes contradictorios y dañando la marca.
Mi experiencia me dice que dentro de una organización deben haber personas cuyo trabajo pase por los silos, aquellos que actúan como conectores y traductores del idioma y la cultura específicos del silo y crean los espacios para que la cultura se mueva, se fomente la comunicación y cada uno de los perfiles involucrados tenga claras cuales son sus responsabilidades.
En esta época de trabajo hay herramientas de mensajería que vinieron a solucionar esos problemas de comunicación que se generaban en los equipos cuando en realidad, hay ocasiones en las que han provocado todo lo contrario. Falta de compromiso y aislamiento, tanto en conversaciones como en conocimiento.
De hecho, este tuit de John Cutler vino en el momento idóneo, mientras escribía esta edición y me hizo pensar más en lo que viene a continuación.
John expone que una empresa va a realizar dos nuevos experimentos para mejorar los resultados de un producto. El primer experimento expone que será un nuevo PRD, documento de requisitos del producto, una herramienta para comunicar qué capacidades deben incluirse en un producto. El segundo de ellos es incrementar el tiempo que los desarrolladores pasan hablando con los usuarios.
¿Cuál es más probable que tenga un impacto duradero? Sin la suficiente significancia estadística, el resultado no puede ser más llamativo a pesar de la falta de contexto. ¿Por qué es llamativo? Por la necesidad que tenemos las personas de comprender el entorno, de relacionarnos y de compartir.
El papel del integrador
Y para solucionar lo anterior, me gusta la palabra “integrador” porque las grandes organizaciones jerárquicas de las décadas de 1950 y 1960 tenían que lidiar con cambios más rápidos y necesitaban alinear el trabajo de sus divisiones.
En diferentes momentos de mi carrera, me he sentado entre equipos de desarrollo, marketing, ventas y producto. Cada uno de estos equipos tenía sus propias áreas de experiencia y especialización, y también tenían sus propias culturas, lenguaje y enfoques sobre el trabajo dentro de la organización.
Aquí es donde el integrador proporciona el máximo valor.
Alguien que pueda cerrar la brecha cultural y de comunicación entre los diferentes equipos, que pueda conectarlos.
Es la propia naturaleza de los trabajos actuales la que hace que muchas personas caigan naturalmente en el rol de Integrador. Esto no significa que automáticamente vayan a tener éxito en esos esfuerzos de integración, sino que son las propias organizaciones las que deben, de forma intencionada, dar apoyo.
Lo he citado en algunas ediciones, especialmente en la de “Progreso y carrera profesional”, he tenido la suerte de coincidir con muchas personas que llevaban este rol de la mejor forma pese a que en ocasiones puede ser un lugar solitario y difícil, sin llegar a “formar parte” de un equipo u otro, y teniendo que lidiar con situaciones estresantes de muchas partes interesadas.
Así me sentí, por ejemplo, durante los periodos en los que en el Diario AS estaba a cargo de los datos entre marketing, ventas y producto, y más adelante como responsable del desarrollo e iteración de la nueva aplicación. O en otras situaciones, en consultoría, cuando tienes que hacer de puente entre el cliente y los equipos involucrados en la prestación del servicio.
En última instancia, cualquiera puede actuar de integrador. No obstante, los integradores, con poca autoridad sobre otros departamentos, en lo que deben centrar sus energías es en:
Proporcionar una visión que el resto de personas de los diferentes equipos acepten, confíen y hagan suya
Comunicar constantemente, de forma clara
Generar espacios de conocimiento compartido en los que se comprendan cómo las acciones de un equipo impactan en los demás
Simplificar al máximo la gestión dotando a los equipos de las herramientas necesarias
Desarrollar la capacidad de que cada persona pueda tomar sus propias decisiones en un marco de seguridad
Capacitar para que los equipos puedan proponer eliminar las necesidades operativas que no hayan avanzado al ritmo en el que lo hace la compañía
Experimentar con nuevas formas de organización
Todo ello con empatía, valores, conocimiento de los problemas del día a día, y por supuesto, como citaba en el envío anterior, escuchar, preguntar y actuar.
Lo que he leído estas semanas
Nuevo trabajo en la gestión: el integrador
Este es el artículo original de HBR de 1967 que introdujo el rol del integrador. Curiosamente, muchos de los problemas todavía se aplican hoy en día. De hecho, si no supiésemos la fecha de publicación, pensaríamos que el artículo se publicó en los últimos años.
Devolver a los managers de vuelta al trabajo
Otro artículo interesante en el que BCG reflexionan sobre el rol de los managers en las compañías ágiles como integradores. En él se usa el ejemplo de un Product Manager para mostrar cómo los integradores deben influir donde no tienen autoridad de gestión.
La antropóloga y escritora del Financial Times Gillian Tett analiza la forma en que los humanos se organizan a sí mismos y a la información en silos para dar sentido al mundo.
Si bien los silos tienen beneficios, también tienen importantes inconvenientes y, con esto en mente, las organizaciones con visión de futuro han podido generar disrupciones y obtener una ventaja competitiva.
Una frase
Puedes nadar todo el día en el mar del conocimiento y no mojarte. - Norton Juster
Construyendo en público
Vamos con las métricas de Rodobo, a fecha del lunes 27 de junio de 2022 por la tarde.
Suscripciones: 566 personas.
Tasa de apertura de la edición anterior: 53%
Visualizaciones de la edición anterior: 660 visualizaciones.
Por otro lado, he quitado el número de edición que acompañaba a este boletín. Qué más dan los envíos que lleve, si lo importante es el contenido y sentirme cómodo con ello.
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La foto de portada. Tengo sensaciones entre la pena y lo novedoso. A finales de mayo compré una Canon Top Shot. Es automática, tiene flash y con ella, me olvido de enfocar. Viene perfecta para callejear.
Para estrenarla la llevé al evento (Humor Amarillo) que hicimos los equipos de Minimum y NocodeHackers el pasado 1 de junio. Como se puede apreciar, el motor de enfoque estaba roto y salió todo el carrete de esta forma.
A día de hoy se supone que la tengo arreglada. ¿Aprendizaje? Pruébala antes de un evento importante.
Nada más, nos leemos en 15 días.
Gracias.