Toma de decisiones y velocidad
La velocidad se logra tanto conociendo a dónde se quiere ir como tomando medidas para llegar allí.
Bienvenido, bienvenida a Rodobo, un boletín quincenal que explora la relación entre el diseño de producto, la experimentación, analítica y las empresas.
Ayer, 17 de abril, di por finalizado el bootcamp de desarrollo frontend que empecé hace seis meses, en octubre del año pasado. Ahora, lo que me pide la cabeza es desconectar, descansar y aprovechar el tiempo libre para hacer deporte, leer, pasear y viajar.
Quizás me veáis menos en redes sociales. Lo que es seguro es que estaremos por aquí cada 15 días. Y como siempre, te dejo el envío anterior, “¿Por qué confundimos visión, misión y estrategia?“, en este enlace.
Por cierto, el siguiente envío, previsto para el martes 2 de mayo, saldrá el jueves 4 de mayo. La razón es que estaré fuera, aprovechando el puente en Madrid.
Conversaciones
En el artículo anterior mencioné que tenía una charla con Israel Alcázar de Thinking With You pendiente de publicación. Aquí la tenéis. Sobre diseño organizacional, procesos, cultura, innovación y todo lo que engloba a la forma de operar de una empresa.
Como comentaba, Israel es cofundador de Thinking With You, una consultora especializada en transformación y cambio cultural. Entre otros temas hablamos de:
Qué es diseño organizacional
Qué implica: estructura, procesos, roles, responsabilidades, etc.
Patrones que dificultan que una empresa trabaje de forma eficiente cuando empieza a crecer
Liderazgo en las compañías y equipos
Cómo afecta el diseño de la organización a la cultura y a la comunicación
Cómo fomentar la colaboración, dinámicas, etc.
Experimentación y aprendizaje continúo
Alineamiento en el problema
Retos del remoto, equipos híbridos y herramientas
Muchas gracias por tu tiempo, Israel. Puedes escuchar la conversación, como siempre, en este enlace, y aquí abajo.
Velocidad y dirección
Existe una verdad universal en el mundo de las startups que dice que la velocidad es una ventaja competitiva. Y en el fondo estoy de acuerdo con esa verdad pero sin embargo, no puedo evitar pensar que no importa lo rápido que te muevas si no sabes en qué dirección quieres ir y si no conoces las variables que afectan a la velocidad (yo al menos la entiendo como la rapidez de algo en una dirección determinada).
Y esta verdad universal creo que ocurre porque es posible que no tengas el capital, el músculo humano o el alcance de esa gran marca con la que compites por un trozo del pastel, que sin embargo, hay dos cosas que si puedes controlar.
La primera de ellas es en qué mercado vas a intentar entregar valor. Es cierto que los productos y las propuestas de valor evolucionan, pero tener una idea semisólida, tanto del valor para el usuario a corto como a largo plazo como de la misión, te permite establecer la dirección para tus equipos, evitando incontables giros de guión.
La segunda es cómo de rápido llegas al mercado dentro de lo que tus restricciones en recursos te permitan hacerlo. Lo vimos con el nocode y lo estamos viviendo con las inteligencias artificiales. Quién conoce el terreno, al final tiene ventaja.
Por cierto, sobre misión, visión y propósito escribí hace 15 días. Si quieres leer aquella reflexión, la dejo en recursos.
Y ahora bien, ¿cómo podemos aumentar la velocidad?
Como comentaba anteriormente, son muchas las variables implicadas en que podamos aumentar la velocidad. Una de ellas es tomar una acción constante en una dirección particular mientras te mantienes abierto a la necesidad de experimentar e iterar en el camino.
Y para poder tomar acción debes aumentar la velocidad en la toma de decisiones, tanto grandes como pequeñas. Parece simple, que sin embargo, como comentaba con Israel Alcazar en una conversación sobre diseño organizacional, es muy complejo por la cantidad elevada de variables que participan en una decisión, y es en el punto en el que muchas organizaciones ralentizan sus procesos.
Y con ralentizar me refiero a que decisiones pequeñas pueden convertirse en reuniones de varios días, y las decisiones más grandes pueden quedar congeladas en ciclos de planificación o en procesos de aprobación interminables.
Barrera, decisión, barrera
Si asumimos que la mayoría de las organizaciones quieren tener éxito (otro día si eso escribiré sobre lo que considero éxito) y que la toma de decisiones rápida pero reflexiva es un componente clave, ¿por qué las personas no asumimos más decisiones importantes con más frecuencia?
Mi visión sobre la mayoría de las decisiones que tomamos es que son reversibles. O al menos, se sobrevive a la gran mayoría de ellas. Hace muchos años, cuando empecé a trabajar, me costaba mucho esfuerzo, tiempo e incluso estrés tomar decisiones, y ahora entiendo que tomarlas es un requisito previo para poder tener experiencia y poder tomar decisiones cada vez más informadas.
Sin embargo, las organizaciones y los equipos pueden desarrollar protocolos y rasgos que impiden la toma de decisiones rápidas. A continuación quiero dejar una lista, una serie de puntos, con los que me he encontrado, y que sirven de barrera para esa toma de decisiones rápidas.
La cultura es velocidad
La velocidad es un hábito. Y como cualquier hábito, puede aprenderse y mejorarse con el tiempo. Sobre este asunto, la pregunta clave en mi experiencia es “¿permite la cultura de tu equipo u organización tomar decisiones con velocidad?”.
Cuando desarrollas hábitos, afectas a la probabilidad de que las decisiones se tomen al instante. El verano pasado leí “Hábitos Atómicos” de James Clear. En uno de los capítulos, el autor menciona el hecho de generar hábitos con la idea de los influenciadores. Por eso, cuando empecé a retomar hacer deporte más a menudo, dejaba las zapatillas siempre a la vista. Ese “gesto” era un influenciador.
En este sentido, la cultura de tu empresa es uno de los mayores influenciadores para determinar la velocidad. Si pienso en cultura, me vienen algunas preguntas para determinar la velocidad con la que se pueden tomar decisiones:
¿Tu cultura requiere consenso antes de avanzar?
¿Se evita la toma de decisiones incluso en situaciones de bajo riesgo?
¿Se valora más el proceso y el aumento de la complejidad en la toma de decisiones que el resultado final?
La seguridad psicológica es velocidad
Si las personas sienten que sus errores van a ser utilizados en su contra es más probable que tomen menos decisiones para minimizar la reducción de errores en lugar de crear nuevas soluciones.
Desde que sentí la necesidad de parar laboralmente pienso mucho en si cuando los resultados no son los esperados, ¿se revisan las decisiones con culpa o con curiosidad por mejorar? ¿Se habla abiertamente de las decisiones mal tomadas y se aprende de ellas? ¿Se deja al tomador de decisiones sólo o se le da apoyo dentro del grupo?
Si ante estas preguntas tienes sentimiento negativos es probable que la falta de seguridad psicológica esté obstaculizando la capacidad para aumentar la velocidad en la toma de decisiones.
La estructura es velocidad
Una última más operativa.
La mayoría de las decisiones en un equipo, organización, entorno de trabajo, no necesitan de un complejo sistema para ser tomadas, ni ICE, ni RACI, nada, ningún framework. No lo necesitan porque lo más sorprendentemente común es que no se sepa quién toma la decisión final. Si sientes esto, tal vez debas preguntarte:
¿Quién debería tomar la decisión?
¿Saben esas personas que son quienes deben tomar las decisiones?
¿Han sido empoderadas públicamente para hacerlo?
Pueden parecer preguntas obvias pero en situaciones donde hay muchas personas involucradas en un proceso y en el que muchas de ellas podrían tomar la decisión final, por jerarquías planas y equipos interfuncionales, ser explícito sobre quién debe tomar la decisión final puede ahorrar mucho tiempo.
Por ejemplo, ocurre en muchos SaaS en los que producto, customer success, ventas, todos ellos pueden estar trabajando en aumentar la retención, que, sin embargo, decidir qué equipo tiene la última palabra sobre una métrica ayudará a evitar confusiones e interminables propuestas sobre posibles soluciones, de las que ya sabemos, hay una cantidad infinita.
Decidir quién tiene potestad sobre una decisión aumentará la velocidad al incrementar la probabilidad de que se produzca una acción en una dirección particular a través de una mayor responsabilidad directa.
Algunas pequeñas conclusiones
La velocidad se logra tanto conociendo a dónde se quiere ir como tomando medidas para llegar allí. Revisar cómo se toman las decisiones y cómo se reaccionan a los resultados (buenos o malos) puede proporcionar información sobre cómo puedes aumentar la velocidad.
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Nada más, por ahora, nos leemos en 15 días.
Gracias.