Patrones de objetivos perdidos
Si la formula es tan sencilla, ¿por qué nos desviamos de tantos objetivos? ¿Por qué ocurre aunque hayamos invertido mucho tiempo en planificar?
Bienvenido, bienvenida a Rodobo, un boletín quincenal que explora la relación entre el diseño de producto, la experimentación, analítica y las empresas.
A las personas que ya estabais por aquí, gracias por estar leyéndome de nuevo. A las nuevas, gracias por la confianza. A ti, espero que este año disfrutes de la vida y de las personas que quieres, que de eso va esto.
Por mi parte, este año será, en términos de contenido, similar al anterior. Una nueva publicación cada 15 días, acompañada, espero, de una conversación. Si quieres, si de alguna forma te ayuda este contenido, puedes apoyarme invitándome a un café o compartiendo para que llegue a más personas.
Conversaciones
Con Charlotte Schoeffler.
Charlotte es fundadora, directora, profesora, diseñadora de experiencias de aprendizaje de in-mocion, escuela de creatividad aplicada a proyectos en equipo.
Una conversación que me encantó y en la que hablamos de:
La esencia de in-mocion y el recorrido profesional de Charlotte
El papel del facilitador en crear espacios propicios para la creatividad
Conflictos, desafíos y estrategias para crear un ambiente colaborativo en el que trabajar en equipo
Nuestra definición de creatividad, cómo la aplicamos e intentamos estimularla de forma constante
Soft skills en el ámbito profesional
Relaciones de confianza y el impacto de la empatía en el día a día
Muchas gracias por tu tiempo, Charlotte.
En la descripción de la conversación tienes muchísimos recursos y recomendaciones que Charlotte ha dejado para ti.
Puedes escucharla en este enlace y aquí abajo.
Planificación y objetivos no alcanzados
Hace unos días comentaba por Twitter que desde hace un tiempo empiezo el año de vacaciones. Tener la primera semana del año para ordenar pensamientos y objetivos me ayuda a planificar lo que espero conseguir durante el año.
La mayoría no son métricas sino recordatorios de lo que me gustaría hacer con el tiempo disponible. Por ejemplo, aquí el objetivo es seguir siendo constante, publicar como hasta ahora, conocer a más personas y aprender de cada una de ellas. Lo que viene siendo escribir, hablar y disfrutar de hacerlo sin que se convierta en una obligación.
Dicho esto, sé que para muchas personas es temporada de revisiones, así que reflexionando la semana pasada sobre qué escribir, pensé en volver a uno de los temas que más me gustaron del año pasado: planificación de objetivos.
Es un tema sobre el que he estado leyendo mucho. Si has escuchado el podcast en alguna ocasión, sabrás que pregunto mucho por las razones por las que no se consiguen los resultados. En la mayoría de ocasiones las razones son siempre las mismas: aquellas que impidieron que esos objetivos se consiguiesen anteriormente.
Objetivos poco realistas, métricas sin un plan, estrategias que no tienen en cuenta aquello que no puedes controlar. De todas esas veces que he realizado esta pregunta he sacado algunos patrones interesantes. Pero antes, como siempre, un poco de contexto.
Por qué se consigue llegar a un objetivo
La mayoría de las personas saben la respuesta al título de este párrafo porque la fórmula es bastante simple. Lo comentaba con Pablo Mazón, los objetivos se consiguen por la constancia y el esfuerzo enfocado, tanto en atención como en urgencia.
Esto significa, por un lado, que se prioriza a expensas de los resultados que esperamos, y por otro, que alguien se dedica a que esa tarea se cumpla y que el equipo llegue a la línea de meta. Este esfuerzo enfocado requiere, en la mayoría de ocasiones, de tener compromiso y ser constante, como también de llegar a acuerdos, de tener estructura antes de hablar de producto, ventas y marketing.
Y no estoy diciendo que no se deban tener en cuenta métricas porque claro que debemos conocer o al menos tener suposiciones de cómo entendemos el éxito para estar seguros de que vamos en el camino correcto. Ese camino correcto, en equipos y compañías, es tu estrategia. En objetivos personales es tu visión ideal de la vida.
Patrones que nos desvían sin saberlo
Si la fórmula es tan sencilla, ¿por qué nos desviamos de tantos objetivos? ¿Por qué ocurre aunque hayamos invertido mucho tiempo en planificar?
Mi teoría, después de como decía, haber hecho esta pregunta en algunas conversaciones del podcast, es que ponernos objetivos no trata solamente de establecer métricas en una hoja de cálculo y de documentar en una página en Notion sino que es un proceso en el que los objetivos seleccionados y su éxito, en ocasiones, son resultado de creencias psicológicas y fuerzas culturales que en muchos casos son desconocidas, otras veces no reconocidas e incluso inútiles para el trabajo diario.
Estas creencias, cuando se dejan sin hablar, se convierten en patrones repetitivos de errores continuos. O dicho de otra forma, de objetivos no cumplidos, con el estrés que ello conlleva. Por ejemplo, fallar rápido no sirve de nada si no aprendes del fallo, del proceso y si no actúas en consecuencia para moverte y modificar el objetivo.
Entre esos patrones más comunes que me han comentado están los siguientes:
Falta de convicción sobre lo que queremos
Construir convicción a través de fallar rápido, el descubrimiento y la acción es parte del proceso de creación de cualquier producto.
Sin embargo, muchas veces surgen problemas cuando la falta de convicción no es reconocida por las personas que forman parte del equipo. Y esto es particularmente problemático en compañías que crecen mucho en número de empleados como también en las que pivotan su modelo sin invertir tiempo en explicar los motivos subyacentes de esa decisión.
Hay que comunicar siempre y hay que hacerlo constantemente, expresándote de muchas formas hasta que el mensaje llegue por sí sólo y las personas más veteranas del equipo sepan transmitírselo a las nuevas incorporaciones, como para que todas las personas creamos en lo que estamos haciendo y nos atrevamos, símil baloncestístico, a tirar cada vez más desde la línea de tres, perfeccionar la técnica y marcar la diferencia.
Esta falta de convicción suele manifestarse en ponernos demasiados objetivos o cambiarlos constantemente. Y no me refiero al número en sí sino a la métrica. También se manifiesta en dar importancia a cosas no importantes y ser incapaz de priorizar.
Una solución para este problema es elegir un camino y poner objetivos más pequeños en un periodo más corto de tiempo, pensar en días y semanas, no en meses. Y como he citado anteriormente, repetir el mensaje de muchas formas.
Tratar abiertamente los objetivos como un experimento en bucles de feedback ajustados. Prepararnos para fallar mucho, y aprender. Tanto cada objetivo alcanzado como el que no es información para próximos pasos.
No obstante, a veces, la falta de convicción es una falta de interés disfrazada. Cualquier objetivo ambivalente es solamente una distracción. Mejor pocos y enfocados que muchos dispersos.
Esto por ejemplo, lo hacen muy bien desde Product Hackers. Ser una empresa de growth únicamente. Conocer el entorno, lo que haces, el momento y comunicar ayuda a que la convicción por lo que haces sea cada vez más fuerte.
No saber renunciar
La perseverancia es un valor que las personas tendemos a enorgullecer. Se valora, y hasta se magnifica, la determinación de una persona en ser perseverante con sus objetivos
En “Quit: The Power of Knowing When to Walk Away”, Annie Dukes dice que el éxito no radica en aferrarse a las cosas sino que radica en elegir lo correcto a lo que aferrarse y renunciar al resto. Con esto no me refiero a la constancia sino a que cuando las personas nos enfrentamos a resultados desfavorables tendemos a insistir en malas decisiones en lugar de a saber renunciar.
No es negativo renunciar cuando los objetivos se pierden consistentemente a pesar de tu perseverancia. Pienso en ese producto que puede que nunca encuentre su mercado, en esa persona que puede que nunca sepa cómo gestionar un equipo.
No renunciar a algunos objetivos puede evitar que se consigan otros más fructíferos. Pregunta por lo que estás perdiendo. A veces, es un apego emocional en lugar de un sentido lógico lo que nos impide perseverar.
Sin ir más lejos, el año pasado tuve que renunciar personal y profesionalmente a muchos objetivos. La renuncia y aprendizaje que conlleva forma parte del proceso. Y este año, seré más comedido y lo plantearé de otra forma. Como decía en el apartado anterior, es un experimento constante.
Pensamiento ilusorio
Comúnmente se dice que un objetivo sin un plan es solamente un deseo. Lo aprendí el año pasado y pregunté mucho en el podcast sobre ello, porque a veces un objetivo con un plan también sigue siendo un deseo si ese plan es desmedidamente irrealista con los recursos de los que dispones.
Este pensamiento toma muchas formas. Es cuando el optimismo se convierte en delirio. Es cuando las grandes visiones carecen de puntos de partida y detalles específicos sobre cómo se dará forma a esa visión. Es cuando los problemas que sabemos, y comentamos en confianza e intimidad, siguen siendo ignorados, quién sabe, con la esperanza de que se resuelvan solos sin necesidad de tomar medidas difíciles.
Sin hacer preguntas difíciles, por que esas preguntas revelarían lo lejos que estamos. Sin generar ese entorno de seguridad en el que tener conversaciones difíciles y llegar a acuerdos.
A veces, el pensamiento ilusorio oculta el miedo. Otras ganas de hacer desde el ego, pensar en el corto plazo más que en la carrera de fondo. Hacer producto sin hablar con usuarios, porque tienes un plan de marketing que consiste en publicar contenido. Aumentar facturación sin tener en cuenta cuántas de las variables puedes controlar.
La solución no es tener menos ambición sino aceptar la realidad del punto de partida y avanzar desde ahí, por lo general, con plazos más prolongados.
Como siempre algunas conclusiones
Por suerte, cualquier patrón puede romperse, modificarse o ajustarse a las variables que nos vayamos encontrando.
Lo primero que saco en conclusión es preguntarnos por qué seguimos permitiendo que esos patrones se repitan sin culpar a los demás o a las circunstancias que podemos controlar. Lo que viene siendo un patrón oculto que usar como punto de partida.
Lo que he leído y escuchado
Una frase
The true test of intelligence is not how much we know how to do, but how to behave when we don’t know what to do. John Holt
Construyendo en público
Suscripciones: 2.174 personas. Muchísimas gracias.
Tasa de apertura de la edición anterior: 44%
Clics en enlaces: 12% de los usuarios que abrieron el email hicieron clic en un enlace.
Visualizaciones de la edición anterior: 1.860 visualizaciones.
Si te gusta mi contenido, lo mejor que puedes hacer es compartirlo. También he habilitado una página en Ko-fi para que puedas invitarme a un café.
Nada más, por ahora, nos leemos en 15 días.
Gracias.