Años de errores y aprendizajes
Nunca había pensado en ello, nunca me había planteado el reto de resumir lo que he aprendido desde que empecé.
Bienvenido, bienvenida a Rodobo, un boletín quincenal que explora la relación entre el diseño de producto, la experimentación, analítica y las empresas.
Como comentaba en la edición anterior, este será el último envío hasta probablemente finales de septiembre.
No sé tú pero yo llego agotado a esta época del año. Cuanto más calor hace, más cansado me siento. Dirás que es normal, pero no sé si está del todo aceptado que en algún momento del año podamos “gritar” que necesitamos descansar física y mentalmente.
Así que en esas estamos, en las que el motivo de parar hasta septiembre no sea otro que esa necesidad. Y creo que no es tanto el descanso en sí sino saber cuándo descansar. Pero eso es otro tema. De lo que trata esta edición, aprovechando que es la número 100, es de resumir lo escrito hasta la fecha en forma de aprendizajes.
Lo hago así porque normalmente cuando escribo lo hago tanto pensando en lo que me hubiera gustado leer como también en desarrollar un tema para asentar conocimiento y permitirme volver a ello más adelante.
Te cuento.
La idea surgió hace unos meses. Mientras preparaba el podcast con Fernando Maciá, recordé que hace más de una década de mi primera experiencia laboral. Nunca había pensado en ello, nunca me había planteado el reto de resumir lo que he aprendido desde entonces.
Y creo, después de hacerlo, que el ejercicio pone en valor todo lo que hacemos. Nos recuerda que hay que celebrar y nos da motivos para ello a pesar de las inseguridades que todas las personas tenemos cuando pensamos en el futuro, e incluso si nuestro rol es y será necesario.
Es complicado resumir todos los momentos y todas las experiencias, porque las hay de todo tipo, tanto de mucha ilusión y tranquilidad, como de mucho estrés e incertidumbre. Ponerlas por escrito, desde una perspectiva positiva de aprendizaje, me ayuda tanto a valorar las vivencias, sean de la forma que sean, como a mirar al frente en todo lo que me queda por aprender y no dejar nunca de querer hacerlo.
Lo que he hecho a continuación es dividir los aprendizajes en tres bloques. Uno centrado en las personas con las que trabajas, otro sobre cómo afrontar los problemas, y un último para reflexionar sobre lo que he aprendido cuando pensaba que ya lo sabía todo y mi ego no me dejaba ver el horizonte.
Probablemente me deje muchos aprendizajes. Es lo bueno de poder volver a revisarlo en otro momento. Sirva esto como celebración.
Personas, equipo y comunicación
No eres importante
Como perfil generalista llevo más de un año haciéndome la pregunta que intenté responder en “¿Soy necesario?”. Supongo que ese ego que mencionaba anteriormente también está presente cuando trabajamos en equipo, en creer que eres imprescindible.
Por eso escribí desde la perspectiva de aceptar que no soy importante y que mi trabajo es precisamente dejar de serlo, aprender a delegar y confiar, estar disponible y mirar por el equipo. Al fin y al cabo, cuando trabajas dando servicio o haciendo producto, nunca es sobre ti sino que trata de los problemas que ayudas a solucionar y de cómo los solucionas.
Controla tu respuesta emocional en situaciones límite y da feedback
No importa cuánto lo intentemos, las personas se comportarán en situaciones límite de forma inesperada. Y no porque sea inesperada sin motivo sino por las ideas preconcebidas que tenemos sobre cómo se tienen que comportar en determinadas situaciones, sobre todo de estrés.
Lo más normal es que no estemos de acuerdo con cómo se comportan, no hay por qué estarlo, y puede que sientas la necesidad de “saltar”. En ese momento, escucha, ten paciencia y elige curiosidad, incluso cuando quieras ceder a la frustración. Todo pasa, sé constructivo, da feedback y habla con franqueza sobre lo que te molestó.
Esto es lo típico de “¿no te gusta cómo actúa esa persona? vale, pero ¿alguien le ha dado feedback?”.
Comunícate, escribe, de forma clara y breve para que te lean
Uno de los aprendizajes desde que trabajo a distancia y en el que sigo trabajando es ser más claro y directo con lo que quiero comunicar. En especial si es por escrito.
Sobre todo en remoto, en períodos de mucho trabajo, no esperes que todo el mundo tenga el tiempo suficiente para leer tus interminables mensajes, porque puede que no seas la prioridad. Y no hay nada de malo en ello, sino que es un aprendizaje para hacerlo fácil.
En la sincronía de una oficina tu lenguaje verbal aporta mucho contexto. Por escrito, sea en el soporte que sea, ese contexto se pierde. Por eso, antes de cualquier mensaje de estatus piensa en lo que necesitas que haga la persona que va a leer tu mensaje. “Ok, ¿cuál es el problema y qué tengo que hacer?”.
Ten paciencia con quién empieza
Las personas que empiezan en una compañía, tengan menos o más experiencia, necesitan de un tiempo de adaptación y más feedback del que tienes tiempo para dar. A diferencia del aprendizaje anterior, lo escrito ayuda pero no es suficiente.
Todo está documentado y puedes leerlo, ok, pero ¿qué se espera de mí durante esta etapa? A pesar de que todos los procesos estén documentados, explícalos y da feedback en sincronía sea del modo que sea, en una llamada de cinco minutos, con un vídeo, un día en la oficina, lo importante en ese momento es “estar cerca”, mostrar confianza. Y eso, normalmente, te llevará mucho más del que habías pensado, así que sé paciente y reserva esos momentos.
Problemas, incertidumbre, oportunidades y fallos
Resolver el problema correcto es más importante que trabajar duro
Hace unos meses escribí sobre trabajar duro y problemas difíciles. Lo hacía para explicar que hay muchas tareas de trabajo duro que son un “trámite necesario”, como hablar con clientes y usuarios, así como problemas difíciles de investigación abierta que no están del todo claros.
Lo hacía para explicar que ambos extremos tienden a mezclarse y que lo que puede parecer trabajo duro es a la larga un problema difícil. Como también al revés, lo que puede parecer un problema difícil a la larga es simplemente trabajo duro y mucha constancia. El punto aquí es que hay momentos de incertidumbre en los que hay que aceptar que solamente puedes saber en qué extremo estás cuando empiezas a trabajar.
La experiencia es muy importante en este punto. Y no me refiero a experiencia en años sino a vivencias. Trabajar duro en lo incorrecto lleva muchas veces a la frustración, a no progresar. Pero en algún momento de tu carrera profesional, necesitas esas vivencias de frustración para ganar vivencias.
No esperes cambiar el mundo sin antes haber experimentado frustración. Guarda regularmente tiempo para situarte, tiempo para escuchar, para apreciar y para aprender la causa raíz de por qué las personas se comportan como se comportan y cuál es el trasfondo de los problemas que necesitan solucionar. Una vez sientas que estás cerca, enfoca tus esfuerzos ahí.
Prioriza probar en lugar de debatir
He trabajado con muchas personas inteligentes capaces de argumentar cualquier punto de forma perfecta.
Tengan o no tengan razón, sea todo lo frustrante que sea, en lugar de discutir interminablemente sobre el mérito de una idea, sobre si esa idea va a funcionar, he aprendido que estas discrepancias surgen por estar enfocándolo en una opinión y no en datos que refuercen la solución propuesta.
En caso de no tener datos, en debatir opiniones, se es más resolutivo cuando encuentras una forma rápida para probar las suposiciones más grandes detrás de las ideas. Es decir, obviamente debatir es necesario pero siempre y cuando la energía se enfoque en “¿cuándo probamos y cómo os gustaría priorizar?”.
Enfócate en el problema que quieres solucionar
A la hora de priorizar hay ocasiones en las que a todo el mundo le gusta sentirse escuchado y aportar. Un equipo puede tener muchas ideas sobre cómo representar la solución a un problema, pero no podemos hacerlas todas.
Y esto pasa mucho en experimentación cuando queremos testear una solución. Agarrarte a una representación, pongamos de ejemplo un popup sobre un modal no llega a ninguna conclusión porque estás valorando la idea (el popup o el modal) y no si esa es la solución al problema.
También cuando pensamos en el visual y agregamos elementos porque quedan “más estéticos”. Ok, si el problema está solucionado, perfecto. Si ese detalle agrega más contexto, también.
Para no “casarte” con las representaciones visuales de una solución y pensar en el problema y en cómo lo solucionas, usa un proceso estructurado como el ICE (Impacto, confianza y facilidad) para evaluar objetivamente las ideas y para resolver problemas específicos. A la larga estas son iniciativas que mantienen al equipo más enfocado en aquellas iniciativas que generen más impacto, entendiendo el problema y olvidando las soluciones fáciles.
Diferencia entre problema y situación
Siempre he encontrado útil la distinción entre problema y situación. Hay problemas que tienen solución, aunque sean difíciles y complejos, mientras que hay situaciones que no se pueden cambiar y que simplemente deben aceptarse.
Guarda tu energía para los problemas, no para pelear y discutir en contra de situaciones que no puedes cambiar porque, de poder cambiarlas, el primer paso es a través de los problemas que generaron esa situación.
Abraza la incertidumbre como oportunidad
Reprograma tu cerebro para dejar de ver el cambio como un problema.
Recuerdo lo nervioso que estaba cuando impartí una clase de analítica digital por primera vez o cuando confiaron en mí para mentorizar alumnos en un máster de UX. Fueron momentos que desde la distancia ahora observo como aquellos en los que surgen las mayores oportunidades de progreso y aprendizaje personal.
Es como cuando se baraja el primer mazo de cartas antes de una partida. Es difícil aprovechar la oportunidad si estás en un estado de miedo. Por eso, ahora mismo no dejo de repetirme “disfruta” ante cualquier situación que pueda ser compleja.
Acepta el fallo como un trámite productivo
Todo empieza por aceptar que todas las personas cometemos errores. Lo importante es el momento en el que fallas y el aprendizaje que hay detrás del fallo.
Naturalizarlos y compartirlos abiertamente, por ejemplo, dentro de una llamada de equipo, una retrospectiva, fomenta una cultura de aprendizaje y ayuda a que otros tengan seguridad y espacio para el fallo. Y hacerlo aumenta la responsabilidad y ayuda a identificar antes de tiempo los problemas y en última instancia, a reducir la incertidumbre.
Porque en este punto, no se trata de lo que debemos hacer para solucionar el problema sino de lo que debemos hacer para evitar que vuelva a pasar. Es la forma más fácil de mejorar continuamente.
Diferencia entre lo incremental y lo estratégico
La mayor parte de las ganancias en términos de eficiencia son incrementales, aunque también hay otras estratégicas. Me refiero a la diferencia entre mejorar un proceso existente (incremental) frente a eliminar pasos enteros del proceso (estratégico).
Una buena colaboración empieza con entender esta distinción y ser claro sobre el tipo de ganancia que quieres y necesitas de esa persona. Sobre todo para no invertir tiempo en tareas que generen poco impacto.
Aprender cuando crees que ya lo sabes todo
La innovación surge en momentos de incertidumbre
El método científico funciona bien para mejoras iterativas. Para grandes avances, a veces necesitas entrecerrar los ojos y estar abierto a detectar conexiones y patrones que solo el proceso creativo es capaz de unir.
Entendí esto a medida que veía, escuchaba podcast y leía entrevistas a Rick Rubin, uno de los productores musicales que ha producido algunos de los discos que más he escuchado en mi juventud, con motivo de la publicación de su libro “El acto de crear: Una manera de ser”.
Ni siquiera tengo el libro, y no entiendo por qué, pero me pareció interesante comprender cómo surge la innovación en esos momentos en los que no sabes cómo seguir adelante.
Para aprender, a veces necesitamos desaprender
Todas las personas, durante nuestra carrera profesional, e incluso en nuestra vida personal, desarrollamos hábitos profundamente arraigados a experiencias pasadas. Me refiero a una mentalidad perfeccionista, a no cometer errores por miedo a reproches, etc.
Son situaciones que en ocasiones necesitamos poner sobre la mesa, cuestionarnos a nosotros mismos para desaprender conscientemente esos hábitos. La pregunta que me hago en algunas situaciones es “qué necesito para avanzar y qué me frena, ¿son mis hábitos?”.
No asumas, escucha
No asumas que sabes lo que los clientes y usuarios quieren. Cuando hay un debate legítimo sobre la dirección que hay que seguir, resuélvelo comprometiéndote a perseguir a quien sea necesario para tener la información.
Y es que a medida que pasan los años he entendido que cuanto más proactivas somos las personas, más confianza generamos. Y cuanta más confianza, aunque no siempre, mayor control y menor incertidumbre al ganar tiempo y espacio para el diálogo y la anticipación.
Cambia de idea rápidamente si algo no funciona
Seguro que has escuchado o leído sobre el costo hundido. Bien, pues es real. En el sentido de que lo más fácil es quedarse con algo porque ya estás en ese camino.
Sin embargo cuando entregas rápido (en cuanto lo tienes, no me meto en tus tiempos), recibes feedback y cambias algo que no funciona, y trabajas para descubrir por qué no funciona (volvamos a la definición de problema) te sientes mejor de forma instantánea.
Es decir, no esperes a tenerlo todo, ¿tienes algo que está ok? Envíalo, enséñalo, explícalo, no esperes a tenerlo todo bajo control porque el control total no llega. A esto lo llamé hace tiempo “Trabajar con la puerta del garaje abierta”.
Falla rápido, no es tu idea, es el problema que estás intentando solucionar.
Espero que te haya gustado. Ya sabes, nos leemos más en unos meses. Mientras tanto, estoy en redes sociales, como por ejemplo Twitter (para mí, siempre será Twitter).
Disfruta del verano.
Nuevo episodio en el podcast
Con Fernando Maciá, fundador, director general y SEO en Human Level, además de autor de varios libros sobre posicionamiento en buscadores y marketing digital.
Como comentaba más arriba, me hace mucha ilusión contar con Fernando porque con él fue con quien empecé a formarme hace más de diez años, en marketing digital.
Hablamos de SEO y de otros temas como:
Cómo ha evolucionado su perfil desde que fundó Human Level hace 19 años
Aprendizajes del emprendimiento y la gestión de una compañía, procesos, cultura, etc
Cómo ha cambiado el SEO y el marketing digital en todo este tiempo
Cómo afecta SEO a otras disciplinas como la analítica digital y la experiencia de usuario
Tendencias actuales en SEO y Marketing
Muchísimas gracias por tu tiempo, Fernando. Dejo el episodio aquí abajo y, como siempre, en este enlace.
Una frase
A principle isn’t a principle until it costs you something. Bill Bernbach
Algunos datos de esta newsletter
A fecha del lunes 24 de junio:
Suscripciones: 2.474 personas. Muchísimas gracias.
Tasa de apertura de la edición anterior: 52%
Clics en enlaces: 9% de los usuarios que abrieron el email hicieron clic en un enlace.
Visualizaciones de la edición anterior: 1.980 visualizaciones.
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Nada más, por ahora, nos leemos en unos meses.
Gracias.
Buenísimo, Juan. Gracias por compartir 😁
GRACIAS, Juan. Tu carta llega como un bálsamo para las heridas, tanto aquellas que ya tienen cicatriz como para las que aún requieren de cuidados. ¡Lo que cuesta a veces tomar perspectiva! Descansa estos meses y vuelve cuando estés listo.